ALEJANDRO DELGADO SANTOS 1902 – 1936
Nacido en Villambroz, Diócesis de León (España). De nuestra Comunidad de Gerona, muerto a los 34 años de edad, 19 de vida religiosa y 10 de Profesión perpetua. Fusilado, por odio a la fe, en Barcelona, el 27 de Diciembre de 1936
Alejandro tuvo la dicha de nacer en un hogar profundamente cristiano. Su piadosa madre, miembro de varias asociaciones parroquiales, puso mucho cuidado en esta alma florecida en su hogar. Y desde los primeros años grabó en ella huellas imborrables de piedad cristiana.
La llamada divina encontró eco fácil en este corazón tan inocente. Cuando el Hno Reclutador pasó por su localidad hablando de vocación religiosa, su respuesta fue pronta y fácil. Con todo, resultó muy duro para la madre el momento en el que hubo de separarse del hijo amado, que se manifestaba tan dócil, tan piadoso, tan afectuoso. Pero se sobrepuso el espíritu de sacrificio, mitigado por el dulce pensamiento de que el ofrecimiento se hacía al Señor, que nunca se deja ganar en generosidad.
El 25 de Septiembre de 1915, el Adolescente llegó a Hostalets, con un grupo de muchachos reclutados para el Distrito de Béziers-Figueras. Era el más pequeño de todos. Por eso, el Hno. Sévérien, el Director, no pudo por menos de exclamar: «Oh, que pequeñito es este niño».
Con muestras de mucha piedad durante los tres años de su Aspirantado, fue la edificación de todos sus compañeros. Por su dulzura y por su alegría, sabía hacer dichosos a aquellos que convivían con él. Le gustaban las bromas y era el primero en disfrutar con ellas. Mostraba un corazón abierto y sincero y nunca guardaba ningún secreto para sus formadores.
El 28 de Julio de 1918 fue el día en que, por sus méritos y la madurez alcanzada, fue admitido al Noviciado, a pesar de su baja estatura. Era la víspera de la fiesta de Todos los Santos. En el Noviciado recibió el nombre de Emerio de Jesús. Su alegría era completa. Y la sotana negra y el cuello blanco le hacían parecer un encantador niño de altar.
En Septiembre de 1920 tuvo que interrumpir sus estudios en el Escolasticado, con el fin de ocupar el humilde empleo de ayudante de ropería en Fortianell. Su carácter alegre y su amabilidad le conquistaron todas las simpatías, al mismo tiempo que su piedad se fortaleció al contacto con venerables Hermanos mayores que le enseñaron a amar de verdad la oración.
Pero su alma ardiente no cesaba de soñar con el apostolado en medio de los niños. Por eso su gozo fue enorme cuando, en 1921, se vio al frente del grupo de niños más pequeños en una clase de la Escuela de Horta, en Barcelona. Al precio de grandes sacrificios y esfuerzos, se entregó a evangelizar a estos alumnos durante cuatro años. Después se dedicó a un apostolado semejante en Granollers, ciudad industrial cercana a Barcelona. Y al terminar el curso de 1930, fue destinado a San Juan de Palamós, para ser pronto trasladado al Colegio de San Narciso, en Gerona.
He aquí un testimonio de uno de sus directores, cuando comenzó la gran explosión marxista que tanta sangre había de derramar en toda España a lo largo de tres años:
«La buena opinión que yo tenía del Hno. Emerio de Jesús, a quien conocí en una de nuestras casas, se confirmó al llegar él a Gerona, en 1933. Poco favorecido en lo físico, no contaba con toda la autoridad que hubiera sido deseable para dominar el batallón de sus revoltosos alumnos, con los que trabajaba como auxiliar.
Pero su piedad señalada le aseguraba un alto ascendiente ante ellos y eso es lo que consigue penetrar en lo profundo de los corazones. Era un modelo de fidelidad a todos los ejercicios de piedad. Por espíritu de piedad, cada mes enviaba a su madre, con el ruego de que las distribuyera a sus otros familiares, algunas hojas religiosas de propaganda, que recogía con asiduidad.
Manifestaba una abnegación sin medida. siempre estaba dispuesto a prestar servicios a todos, incluso en las acciones más desagradables a la naturaleza. Además de su trabajo cotidiano, que desarrollaba con la mayor perfección, se gozaba en el encargo recibido de preparar a los niños de Primera Comunión. En esta labor ponía todo su corazón y su habilidad.
Verdaderamente se manifestaba como un verdadero Hermano de las Escuelas Cristianas, lleno de celo por la santificación de las almas que se le habían confiado a sus cuidados apostólicos».
En la Comunidad de Gerona cuando estalló la persecución religiosa. Al comienzo de la Revolución, el Colegio de la Salle fue asaltado por las hordas revolucionarias y los Hermanos tuvieron que dispersarse. El Hno Emerio de Jesús con otros dos, fueron acogidos durante unos días por un familiar de un Hermano. Allí vivió escondido, tratado de apagar sus angustias con la oración fervorosa. Al cabo de siete meses, sus compañeros se decidieron a huir a través de los Pirineos.
El, en cambio, prefirió dirigirse a Barcelona, donde pensaba encontrar más seguridad, pasaría más inadvertido a la espera de días mejores. Y así fue por algún tiempo, pero un día alguien le reconoció. Fue descubierto y denunciado y los milicianos lo detuvieron y lo llevaron al barrio de Torrasa y como religioso, lo fusilaron. Era el 27 de Diciembre de 1936. Tenía 34 años. Su cuerpo, no encontrado todavía, probablemente, fue enterrado en alguna fosa común.
Por falta de documentación no fue incluido en el Proceso de Beatificación, juntamente con otros siete Hermanos de Cataluña no incluidos en los Procesos por falta de datos.